29 junio, 2011

Aventura en el lugar más raro del mundo


Conocí a unos seres muy peculiares mientras huía de los insectos gigantes. Cuando me vieron corriendo a los alrededores de su aldea de una manada de cucarachas gigantes, sacaron sus armas para defenderme, así me salvaron. Muy amables aquellos seres me alimentaron y me invitaron a participar en un evento que estaba próximo a celebrarse. Me explicaron que se trataba de un concurso de carreras en iguana gigante psicodélica, un juego que me pareció muy extraño, pero interesante... Consistía en atrapar una iguana, montarla e introducirse en una caverna, el ganador era aquel que llegara al final (rarísimo!!) y lo más curioso de todo: era imposible hacer trampa. Me pareció un concurso muy divertido, y acepté.

Al día siguiente, me encontraba en medio del estadio junto con otros 3 concursantes. El estadio era medio extraño, consistía en un enorme espacio selvático, con árboles gigantes y mucha vegetación. Los jueces dieron la señal de inicio, los 3 concursantes treparon a los árboles en busca de su iguana. Yo, experta en ser perseguida por animales, me adentré en la parte más espesa del escenario del estadio, y empecé a hacer mucho ruido. No tardó en aparecerse una iguana enorme, de muy mal humor... ahora el problema era montarla pero después de muchos intentos, lo logré y delante de mí se abrió una cueva, por donde entramos.


La iguana ya no caminaba, flotaba cual dragón chino en la celebración de año nuevo. Yo estaba sorprendida de lo que veía...
-Pon mucha atención a lo que miras, compañera-me dijo el animal, para mi sorpresa.
-Es difícil no poner atención a lo que estoy observando...

Flotábamos en el cielo nocturno por encima de un mar... pero no era el mar. Era una superficie blanca llena de letras y palabras, que se movía como el mar, con olas y todo. Sonaba a mar, entonces la iguana y yo nos sumergimos y comenzó el descenso a gran velocidad... comencé a ahogarme en las letras y palabras, y aunque estaba enterándome de muchas cosas y aprendiendo mucho mediante ésta extraña experiencia, estaba asustadísima, ya no podía más y cuando pensaba que era el fin... caímos en un sendero, en el bosque.

-¡Ésto va en contra de mi lógica!-Le grité a la iguana-¿De qué se trata todo esto?
-Es "el viaje", amiga, disfrútalo pues algo así no se va a repetir... - Contestó la iguana.

Me bajé de la iguana y caminamos al lado por aquel sendero oscuro... a los lados, pinos secos, grises, un sendero triste. Pero, al voltear al cielo, no había una luna que alumbrara, había algo más sorprendente: estaba una enorme galaxia en espiral girando y alumbrando... quedé maravillada, nunca hubiera imaginado algo así... seguíamos caminando y dejamos atrás el bosque...


El escenario se transformó... y nosotros también. Se convirtió en una escenografía de desierto, todo era falso, la arena era falsa, los matorrales eran falsos, el cielo era falso, todo era falso, el sol colgaba de algún lugar y podía ver la cuerda que lo sostenía. Pero era un escenario enorme... y la iguana y yo también nos transformamos, éramos zorros del desierto. De repente, se oyeron disparos a lo lejos: ¡nos estaban cazando! Corrimos muy asustados por el desierto falso. Oímos una voz:
-Amigos, rápido, entren por la luna.
-¿Cuál luna?- Pregunté.
-La luna que está en el cielo....-Contestó la voz.

Para esto, el cielo no era lo que estaba arriba de nosotros, era lo que estaba a un costado, a la izquierda. Y ahí estaba pintada una luna llena, que para nuestra sorpresa de destapó y pudimos ver el rostro de un hombre.

Nos metimos por el espacio que quedó una vez que el hombre destapó la luna y recuperamos nuestras formas originales.


-Tengan, son boletos de regreso- Nos dijo el hombre, que vestía una gabardina café y usaba unos lentes muy al estilo Jhon Lenon.-Deben tomar el tren que sale... ¡ya!

Pasó el tren y la iguana y yo lo abordamos... era un tren vacío, que comenzó a elevarse... y a elevarse hasta alcanzar gran velocidad. De pronto, desapareció y la iguana y yo quedamos dispersas en el aire. Al parecer ya habíamos vuelto al mundo real, pues comenzamos a caer gracias a la ley de la gravedad... La iguana y yo gritamos, pensábamos que ese era el fin...
Por suerte, caímos entre la espesa vegetación del estadio.

El público estaba loco de alegría, todos aplaudían, gritaban, ovacionaban.
Los jueces nos concedieron a la iguana y a mí el primer lugar y además un premio por "El mejor viaje de la década". Era momento de volver a casa... así que la iguana me mostró el camino de regreso.

-Por el amor de dios, no te vuelvas a perder- Dijo la iguana.
-No te aseguro nada- Le contesté, y partí, esperando encontrar lo que busco.