24 diciembre, 2008

La magia del soundtrack

Cuando el cine nació aquel lejano día 28 de diciembre de 1895 en París con los hermanos Lumiere, nadie imaginó que aquellas imágenes simples y mudas que mostraban actividades de la vida cotidiana se convertirían no sólo en un remunerado negocio para los creadores de películas, sino también en un medio que evolucionaría del blanco y negro insonoro con intertítulos al cine que hoy conocemos: grandes producciones con imágenes a todo colore, alta definición, efectos especiales, voces, sonidos y por supuesto, las grandiosas bandas sonoras (soundtracks).
A pesar de que el cine en sus inicios no llevaba el sonido incluido, pianistas y pequeñas orquestas ambientaban las películas mudas con su música en vivo. Eso era el soundtrack de aquel entonces. No fue sino hasta el 6 de octubre de 1927 que el cine dejó de ser mudo. Gracias a esta revolución podemos escuchar no sólo las voces de los actores, sino las bellas piezas musicales creadas para las películas.
Todos conocemos las grandes bandas sonoras que le dieron vida y sabor a películas como Casablanca, El Padrino, El bueno, el malo y el feo, Indiana Jones, Star Wars, ET, El señor de los anillos, etc. Al escuchar el nombre de la película se nos viene a la mente el tema principal; no sólo identificamos a las obras cinematográficas por los actores, la trama o el director, sino asociamos todo lo anterior con la banda sonora. Sin el soundtrack, las películas perderían parte de su identidad y las escenas no provocarían las emociones que sentimos gracias a los temas musicales ya que la música le agrega una carga emocional extra a las escenas.
Amelié y Goodbye Lenin, películas monstruosas no sólo por la grandiosidad de la historia, la trama, la calidad de los actores y la fotografía sino también por la genialidad de un músico: Yann Tiersen, capaz de conjugar varios instrumentos para dar vida a una pieza… y con esta pieza darle vida a una escena, y con esta escena provocar en gran intensidad emociones en los receptores (el público). ¿Quién no se ha sentido melancólico cuando escucha el tema principal de Goodbye Lenin, Summer 68? ¿O sonríe junto a Amelié con A quai?


En fin, si no estás de acuerdo con lo que he expuesto de las emociones te reto a que cada vez que veas una película y sientas una fuerte emoción, imagina que la escena que la provoca está insonora, ¿Provocaría el mismo efecto en ti? Lo dudo mucho.
...y es ke... sin música, ¿Ké sería de nosotros?
Ooooh raaayos noooo T_T